Según cuenta la leyenda: “Quetzalcóatl robó un árbol de cacao del paraíso en donde vivían los demás dioses y lo plantó en nuestra tierra; también le pidió a Tláloc que enviara lluvia para regarlo y que pudiera alimentarse y crecer; Luego de esa visita, fue con a Xochiquetzal, diosa del amor y la belleza, solicitando con ello, que brindara al árbol de hermosas flores.
El árbol floreo y dio también su precioso fruto, el cacao.
Quetzalcóatl buscaba que los de su pueblo sean bien alimentados, para que pudieran desarrollarse correctamente y se convirtieran en personas sabias, estudiosas, artistas y artesanos”.
Se dice que los Olmecas, en Tabasco, fueron los primeros humanos en cultivar el cacao domésticamente, y se convirtieron en los primeros que lo saborearon de forma líquida, mezclándolo con agua y le añadían diversas especias, hierbas, guindillas, y hasta chile.
Con el paso del tiempo, el uso del fruto se popularizó en toda la región, y las culturas Aztecas y Mayas la utilizaron por siglos.
«Xocoatl» era el nombre que le dieron los Aztecas a la bebida, y ellos también fueron los cuales le compartieron a Hernán Cortés la prueba de esta exquisita mezcla de sabores.
Poco tiempo después la bebida fue popularizada por toda Europa, modificando la receta original y cambiando el chile por azúcar, lo cual dio como resultado el dulce sabor que conocemos hoy en día.
El chocolate se ha popularizado tanto, que no hay lugar en el mundo que no conozca su exquisito sabor, y por ello cada 13 de septiembre es considerado como el Día del Chocolate.
Gracias Quetzalcóatl por tan hermoso regalo para la humanidad, en este 13 de septiembre, no lo olvidamos.