El estado de Puebla da un paso firme hacia la soberanía tecnológica mexicana: el diseño de microchips, antes dominio de las grandes potencias, está cobrando fuerza en la entidad gracias al proyecto Kutsari, impulsado desde el campus del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) en San Andrés Cholula.
El primer fruto de esta apuesta es el microchip Tonantzin 1, un circuito integrado multipropósito capaz de leer señales eléctricas como voltaje, corriente e impedanci, cuyas aplicaciones van desde sensores portátiles para detectar fallas renales mediante medición de creatinina, hasta sistemas para identificar arsénico en agua o métodos no invasivos para la detección temprana de cáncer de piel o mama.
Esta iniciativa representa una estrategia de alto valor agregado: mientras compañías globales como Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) o Intel concentran la manufactura, Puebla apuesta por el diseño, ensamblaje intelectual y conocimiento especializado —áreas críticas para avanzar en autonomía tecnológica.
El centro Kutsari forma parte de los esfuerzos nacionales para descentralizar la industria de semiconductores: además del diseño, se proyecta eventualmente su ensamblaje y manufactura en México, con miras a atender sectores como salud, electrónica, automotriz y ambiental.
Para las autoridades, este tipo de proyectos refleja una visión de largo plazo, ya que Puebla deja de ser sólo proveedor de mano de obra, para convertirse en generador de innovación tecnológica, desarrollando talento local y oportunidades de empleo especializado.
Con este impulso, Puebla se posiciona hoy no sólo como un territorio con tradición educativa e industrial, sino como un actor relevante en el nuevo mapa global de semiconductores, una apuesta ambiciosa por el futuro.






