Los partidos políticos han comenzado sus campañas, disfrazadas, pero finalmente las campañas, ya que están completamente definidos, quienes irán en busca de la Gubernatura de Puebla; Alejandro Armenta, el gran favorito, por MORENA, Eduardo Rivera por la alianza de pervertidos (PRI, PAN, PRD, PSI) y el inefable Fernando Morales, que viene a decir que “hay una tercera vía ciudadana”, siendo que él, tiene de perfil ciudadano, lo que Madonna, de virginal.
No obstante, y a título personal, considero que salvo que ocurra una situación increíblemente inesperada, Alejandro Armenta, será el próximo gobernador del Estado.
Y es que, como dice el clásico, “forma es fondo” y la bufalada se ha sumado de manera indiscriminada al proyecto que encabeza el senador -con licencia-, que quien en nombre de la inclusión y la fraternidad, está aceptando a absolutamente todos, por infumables, innombrables o impresentables, que muchos de estos personajes puedan llegar a ser.
Sin embargo, lo más preocupante de todo, no es como tal, la suma de esos personajes, sino lo que empieza a dibujarse como un futuro acomodo de piezas, sobre todo, en lo que respecta a su “equipo técnico” y que es adónde el proyecto, aún embrionario, comienza con malformaciones.
Pues al menos, en el área económica, se vislumbran personajes que han sido particularmente, los creadores de un Estado en decadencia competitiva, con sus respectivas consecuencias.
Alejandro Armenta, en 2024, recibirá a una Entidad con profundos y muy marcados problemas que atañen al muy amplio grueso de la sociedad poblana:
INFORMALIDAD LABORAL: prácticamente, 8 de cada 10 trabajadores en Puebla, no gozan de un trabajo que les ofrezca prestaciones básicas como seguridad social, aguinaldo o crédito para la vivienda.
Lo anterior, no solo ha mermado considerablemente el poder adquisitivo de las familias poblanas, sino que los hace mucho más vulnerables ante situaciones adversas en salud, oportunidades para acceder a educación de calidad y en general, que les permita tener una mayor movilidad social.
PRECARIEDAD SALARIAL: el salario promedio en Puebla es de apenas, arriba de 7 mil pesos mensuales de acuerdo al IMCO, pero es incluso peor el dato de la SE federal, pues en su base de datos de 2023, muestra que el promedio salarial en Puebla es de apenas 4 mil pesos mensuales.
Otro dato alarmante, es la falta de oportunidades para nuestro talento joven, pues también de acuerdo al INEGI y la Secretaría de Economía Federal, Puebla, junto con Chiapas y Guerrero, tiene los salarios más bajos para recién egresados de las universidades, tan solo $4,900.00 pesos por mes, lejísimos de Entidades como Coahuila, Jalisco, Baja California o Nuevo León.
Lo que ha generado un éxodo masivo de talento, ya que en Puebla, solo encuentran tierra muerta para el desarrollo de sus vidas profesionales y terminan yéndose a otros lugares a generar valor.
COMPLEJIDAD Y DIVERSIFICACIÓN ECONÓMICA, PAUPÉRRIMAS: Uno de los mayores lastres de la Entidad, ha sido la falta de diversificación de su vocación productiva hacia actividades de mayor complejidad, intensivas en INNOVACIÓN Y DESARROLLO, romantizando hasta el cansancio, el hecho de contar con VW y AUDI y el conjunto de sus proveedoras, pasando por alto, que en puebla, solo realizan manufacturas de bajo valor agregado, es decir, solo ensamblamos partes que se diseñan y construyen en otros países, para luego exportar, sin más valor que eso.
Por tanto, la industria nativa conectada a esas cadenas de valor, no desarrolla ningún tipo de procesos de transferencia y generación de conocimientos que le permitan al sector MiPyMe poblano, desarrollar a su talento y por supuesto, sus propios procesos de innovación, en pocas palabras, la MENTE-FACTURA brilla por su ausencia en Puebla.
SECTOR EMPRESARIAL NATIVO, ANACRÓNICO Y POCO COMPETITIVO: Lamentablemente, el sector empresarial de Puebla más “prominente” y que algunos confunden con “destacado”, son en su gran mayoría, empresarios rentistas que viven de lo que llaman “abolengo” y sus bastas conexiones políticas y de poder.
Restauranteros, maquilas de bajo valor agregado, constructores fuertemente ligados al poder político, comercializadores de todo lo que los cuates (en el gobierno) necesiten y por supuesto, acumuladores de propiedades.
De ahí en fuera, nada destacado, nada de innovación, nada de disrupción, nada de desarrolladores de conocimiento o tecnología, simplemente, hombres con dinero que monopolizan el acceso a los recursos públicos y que viven de las canonjías de cada trienio o sexenio, según sea el caso y encima, empresarios que pagan por lo regular, salarios verdaderamente ofensivos para la dignidad humana, ¡ah¡ pero que encima, uno que otro, busca llegar al poder, apelando a las disque oportunidades que generan -solo en sus cabezas- para los poblanos, ¿verdad, Pepe Chedraui?
MiPyMe´s Y EMPRENDEDORES EN LA ORFANDAD: todo mundo habla de la relevancia de este sector para las economías, siendo que son el grueso de las unidades económicas y el sostén del empleo, sin embargo, sexenios van y vienen y la realidad de este sector es la misma: EL OLVIDO, pues jamás se han desarrollado verdaderos planes estratégicos para los mismos, que les garanticen el acceso a recursos suficientes para su desarrollo (una verdadera banca de desarrollo), ni mucho menos, la democratización del acceso a la compra pública, que ha demostrado ser, uno de los mayores pivotes para el crecimiento sostenido de las MiPyMe´s.
Encima, pese a que la evidencia nos muestra claramente que, programas populistas y ratoneros de los que son adictos los gobiernos, estilo “25 mil pesos para el éxito”, son solo una pérdida de recursos que no incentivan en nada la creación de emprendimientos de alto impacto, siguen siendo las acciones estrella de cada administración.
Por eso, la economía de Puebla y los poblanos, es cada vez peor, porque no desarrollamos actividades económicas que generen valor, conocimiento y en consecuencia, un verdadero desarrollo.
Seguimos obstinados con nuestro disque pujante sector automotriz y con lo que el turismo (repleto de bajos salarios), salpiquen.
Y como pinta la cosa, con los actores políticos que generaron este caos, ahora también enquistados en el equipo de Alejandro Armenta, poco se puede esperar, porque no hay que olvidar lo que el ya muy viejo, pero siempre vigente dicho, dice: “no esperes resultados diferentes, haciendo siempre las mismas cosas” y encima, con la misma gente.
Por todo lo anterior, si el rumbo económico de Puebla, no apuesta por otro camino radicalmente opuesto al que ha seguido, jamás se podrá hablar de bienestar ni desarrollo, ni mucho menos, de una buena gestión de parte de algún gobernante.
Para que haya paz, seguridad y desarrollo humano, antes que la concordia política, los buenos deseos y buena ondita de los políticos…es la economía.
Si a la gran mayoría de los poblanos, nos cuesta dolor y sangre, llevar el pan y la sal a nuestras casas, solo se puede hablar de gobiernos desastrosos.
No lo olvide, Senador -con licencia- Alejandro Armenta.
ES LA ECONOMÍA.
Nos vemos cuando nos leamos.