Un funcionario municipal de mediano nivel (por qué no hay de alto) me llamó para pedirme que lo asesorará en el informe que dará Lalo Rivers sobre su primer año al frente del Palacio de Charles Hall.
¿Y qué va a informar ese man? -le dije-
¿No empieces Tonny, sabes que es el alcalde y algo tiene que decir?
Le pedí nos viéramos en la cueva del ‘Español’, un barcito de mala muerte que opera sin licencia y que el ‘guevo’ Guevara aun no extorsiona.
La botana es buena pero la cerveza es tibia, lo rescatable son las Godínez que llegan sedientas y hambrientas de una buena tarde.
Cuando llegué, mi amigo ya me esperaba; intentó darme un abrazo, pero lo evadí tal como lo hizo el ‘Cabecita de algodón’ con la Tía Tatis.
Estos yunques son tan ratas que es capaz de que en el abrazo me roba mi energía y mi cartera -pensé-.
Pedí la especialidad de la casa: chamorro y un bacardi.
Entre cubas y botanas tratamos de armar algo rescatable para el informe.
Pero no encontrábamos nada que valiera la pena.
Lo que realmente podría informarse bien podría ser un discurso de una película de mafiosos.
- Cabezas rodantes
- Cuerpos desmembrados
- Cobro de piso
- Extorsiones
- Moches en contratos
- Acosos sexuales
- Mafias que operan en la 46 y en los mercados
- Narcotiendas en el centro
- Prostitutas explotadas
- Ajustes de cuentas
Mi amigo se puso a llorar, no sé si fue porque su amante lo había abandonado, o porque la realidad lo había doblado.
Una Godínez que rondaba los 40 años nos había estado observando.
Meneando su trasero gordo se acercó y nos dijo: Lalo Rivers es una caricatura.
Mis ojos se abrieron.
¡Bingo, bingo! Grité
Le di un par de besos a la mujer y le metí una buena nalgada.
Haríamos una revista de caricaturas de Rivers.
Total, así ha sido este gobierno.
Y con las croquetas que aventaremos, hasta los de huarache van a taconear.
Cuando voltee, mi amigo le daba un beso de lengüita a la gorda.
Mi cuenta en tuiter: @soprano_tonny
Columna ficción