Un profesor de primaria que le había dedicado gran parte de su vida a soportar los moditos de los niños, acudió a las oficinas centrales de la SEP, en específico al departamento de pagos, el motivo, ver como iba el avance de su tramite de jubilación. Había pasado mucho tiempo y algo le olía mal.

Su sorpresa (que ya no fue mucha) fue que en la nómina aparecía como profesor activo. Pero él tenía meses que ya no cobraba.

De inmediato fue a buscar al jefe de pagos, el JJ Gómez, quien obviamente, dijo, no saber nada.

El jubilado se tocó el pecho, se le doblaron las piernas y comenzó a sudar.

Molesto se preguntaba.

¿Quién estaba cobrando por él?

¿Quién estaba retrasando su jubilación?

¿Quién se lo estaba chingando?

Amenazó con hacer un escándalo y un alto funcionario lo recibió.

Le prometió investigar y agilizar su trámite.

Los resultados que arrojó la auditoria interna destaparon una cloaca de malos manejos, de transas y robos, de muertos que cobraban y de personal que creía que su trámite de jubilación avanzaba pero que en realidad lo mantenían activo.

Los sabuesos fueron encontrando responsables.

Godínez, ambiciosos.

La Chuy, quien desde pagaduría hacía lo suyo, entregaba los cheques a los falsos profesores que fingían ser quien no eran.

Lupita, quien desde el departamento de pagos elaboraba la nómina y mantenía en activo a los supuestos jubilados, para que saliera el pago.

Domingo, validaba la nomina y autorizaba sus cheques.

Estos pillos se hicieron de varios miles de pesos.

Han aprovechado la infinidad de cambios de directivos en el área, hacen de las suyas para hacerse de lo suyo.

Los resultados de la investigación fueron presentados a Meli y a su equipo: Ascencio, Ballinas, Carmen de la Llata, Palafox…

El modus operandi no era nuevo.

Se hacía desde los tiempos de Amado Camarillo, Julián Y nacer, Paty, Nacho.

Una verdadera auditoria colocaría a muchos como vecinos del ‘llorarás’

En la reunión de Meli y su equipo, hubo gritos, manotazos, indignación, amenazas con consecuencias jurídicas.

Pero no paso a más.

Una voz que suele aconsejar a Meli en momentos de crisis, le dijo.

-Espérate compadre, imagínate que venga una auditoria estatal o federal y nos encuentren un cagadero por haber denunciado un pedo.

Meli se quedó pensativo “qué hacemos” dijo

Su compadre, siempre sabio y abusado, pero también abusivo, dijo: Para que nos chingamos a estos pobres si pueden trabajar para nosotros.

Don Meli le dio un abrazo de caguamo a su compadre y remató: ¡Ahora si me saliste más cabrón que bonito!

Hoy en día no ha pasado nada.

La cloaca fue cerrada.

Las ratitas siguen haciendo su trabajo.

El compadre opera y se lleva lo suyo

Meli tiene una casa en la vista, donde viven los ricos.

Y a los jubilados les tocó la Ley de Herodes: Se chingan o se joden.

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Columna ficción

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