-Que nadie se equivoque ni ilusione, Barbosa ya tiene sus fichas
-El distanciamiento con ERP una mera ilusión
Por Bryan Zabludovsky
En la carrera hacia el 2024 en Puebla han levantado la mano numerosas personas, algunas ilusionadas por haber sido destapadas por el mismísimo gobernador de Puebla, a ese al que suelen llamar “el gran elector” pero que la historia poblana se ha encargado de recordarle que desde Casa Aguayo no se ponen sucesores.
Basta un poco de sentido común para observar que, en el círculo cercano de Miguel Barbosa, no hay posibilidades reales de que obtenga la candidatura ni de lejos, alguno de sus funcionarios leales o recientemente destapados por el gobernador y su prensa subordinada.
Ellos, ella, ya tienen la ilusión, y están pendientes de las señales que el gobernador experredista pueda dar, pero lo cierto es que él ya eligió, ya tiene claro su camino al 2024, fiel a su costumbre y cálculos para no quedarse fuera de la jugada.
Para Miguel Barbosa, sólo hay dos caminos para operar su sucesión: el senador expriísta Alejandro Armenta Mier, o el panista Eduardo Rivera Pérez, obvio sin importar que ambos son ajenos a los intereses de Morena y la Cuarta Transformación.
La pública y aparente distancia entre el gobernador Barbosa y Eduardo Rivera es un mero espejismo fabricado desde Casa Aguayo para caminar tranquilo con su primera corcholata.
Luis Miguel Gerónimo, sabe que aún cuando tiene el control absoluto de la dirigencia de Morena en Puebla, en manos de su prestanombres, Olga Garci-Crespo, esto no le asegura una mínima posibilidad de elegir a su sucesor. A pesar de los esfuerzos de su prensa subordinada por hacerlo parecer como un triunfo político, lo cierto es que el pasado proceso interno de Morena sólo fue un episodio anecdótico en el que destacó la puerca movilización y acarreos desde su Secretaría de Gobernación, y la imposición de un centenar de personas grises y mañosos que arrebataron todos los espacios posibles en el estado.
Ninguna de las corcholatas “oficiales” de Barbosa tiene la capacidad de ganar una encuesta ni en su edificio, el único candidato competitivo cercano a los intereses del gobernador es Alejandro Armenta, el único con posibilidades más o menos reales de competirle a Claudia Rivera Vivanco e Ignacio Mier, hoy los adversarios más temidos por el oficialismo barbosista.
El problema es que Alejandro Armenta, está tan ligado al senador Ricardo Monreal que es muy seguro que recibirá el veto presidencial y de cualquiera de las personas que obtenga la candidatura a la presidencia, lo que reduce sus posibilidades de competir por la gubernatura, al menos con los colores de Morena. En ese caso, y ante la cada vez más viable posibilidad de que Ricardo Monreal se pase a Movimiento Ciudadano, Alejandro Armenta haría lo mismo, compitiendo con esta fuerza en Puebla, aliada con algunos cacha-votos como el PRD, el PSI o incluso el Verde.
Si como es seguro, las encuestas favorecen a Claudia Rivera o Ignacio Mier para la candidatura de Morena a la gubernatura, cómo ya lo hizo en 2021, Miguel Barbosa operaría otra vez a favor de Eduardo Rivera Pérez quien finalmente fue empujado a destaparse rodeado de un enclenque Partido Acción Nacional que sabe que para recuperar la gubernatura necesita las canicas del PRI que hoy están en manos del gobernador.
Con el dinero y la infraestructura de Morena Puebla en la bolsa, el grupo barbosista utilizará, como ya lo hizo recientemente, las estructuras gubernamentales y las candidaturas a diputaciones locales y alcaldías como el motor que impulsarán a su candidato más competitivo. Armenta o Eduardo Rivera. Siempre con el riesgo latente de que la jugada no le salga y termine dividiendo el voto, por eso el oriundo de Zinacatepec apuntará las armas en el último minuto, y sólo lo hará hacía Armenta o Eduardo Rivera.
Sabe, que ellos son la única posibilidad de evitar su mayor pesadilla: entregarle de propia mano el poder a Claudia Rivera o Ignacio Mier.