Desde temprana hora los espías y los ‘queda bien’ de la marranera se apostaron en el cholula center, ‘sesudos’ como siempre, desde las ocho am denunciaron que en el evento de Nacho habría un vacío histórico, olvidaron que el evento empezaba a las doce y a esa hora solo encontraron a los de la limpieza: comprando tamales y champurrados.
Después señalaron que el acarreo era histórico: que había camiones repletos de gente, tortas, frutsis, gelatinas, dinero sucio y cositas así por el estilo. Como si no supieran que en este país así es la democracia y que solo nos encabronamos cuando el mugroso es el de enfrente.
Mas tarde anunciaron que Nacho había sido abandonado a su suerte: que no había venido el Papa Francisco, ni el Rey de Arabia Saudita -Salmán bin Abdulaziz-, ni Karim Benzema, ni la reina de Inglaterra y mucho menos: Jeff Bezos, ni Elon Musk. Que se había conformado con la visita de Delgado, El Jorobado de Morelos, el güero Velasco, Changoleon, Yañez, Yeidckol, Lunita y bla, bla
Cuando llegué al evento me topé con caras conocidas, algunas las evité (olían a muerto), otros me buscaron para la selfie, algunos más me pidieron mi numero de celular, no faltaron quienes me invitaron a comer o a echar tragos en un cualquier lugar de mala muerte.
Pero la que me hipnotizó fue una mujer que me quiso leer el tarot.
Ella me tomó de la mano y me acercó con unos rufianes disfrazados con penachos y copales, que decían hacer limpias contra el mal de ojo y las malas energías de los mala leche.
Cuando Nacho llegó, también fue víctima del ritual.
¡Vaya genios!
Hasta Changoleon dijo: “Ora qué mamadas son estás”.
“Ave maría purísima, Don Chan” dijo una mujer con una gorra que decía distrito 10.
Al entrar al salón junto con Nacho, la matraca y el confeti se soltaron.
Los gritos de “Nacho gobernador” de pronto prendían y de pronto se apagaban.
Vi a muchos marinistas, bartlistas, melquiadistas, morenovallistas y galistas hacer el besamanos y el lame suelas.
Los vi gritar “Nacho gobernador”.
Vi a uno que otro barbosista camuflado que reportaba todo a JH.
Vi también algunos panistas con actitud misteriosa que tomaban fotos con el flash encendido.
Vi a Daniela, a Paco, a Cesar y a José Ángel, satisfechos, y es que habían cumplido con su cuota.
Vi a un Iván Malindo, estresado, por no haber controlado lo suyo, que era la zona VIP.
Volví a ver a la mujer que lee el Tarot.
Su magia fue tal que logró levantar mi Glock sin tocarla.
Está vez me tomó de la mano y me llevó a uno de los rincones más solos del recinto.
Me leyó las manos, los ojos, la boca, los muslos y cada línea de mí.
Me perdí del discurso de Nacho y sus invitados.
Supongo han de haber llamado a la unidad.
¿Pero puede haber ‘unidad’ entre personas que se han mandado ALV mutuamente?
Por supuesto que en este negocio: No.
Lo que vino después fue una comida en un salón de Zerezotla, propiedad de un tal JP Concha.
El menú pintaba bien: Tlacoyos // sopita de calabaza// chile en nogada// mole poblano// sopa de calabacitas y tequila, mucho tequila.
Decidí ir al lugar.
Cuando busqué mi cartera y mis llaves, no las encontré.
Por arte de magia habían desaparecido.
Entonces recordé a la tarotista.
Chingada mad… -musité-
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Columna ficción